5 de octubre de 2010

BUKOWSKIADAS

Bukowski

Qué ladrón!
Qué genio!
Al final, cualquiera escribe como Bukowski,
y todos le robamos algo.
Pero él me robó a mí!
Minas, chupi, perdedores ganadores,
y la fauna de la realidad posta, la mugrienta
uniendo
sexo,
mierda,
cerebro,
carcajada
y muerte.
Lo importante de la vida (intensa, claro).

Rebeldía

La rebeldía pasa por otro lado.
No es sólo cogerse a 20 minas
mientras te la chupan otras 20.
Eso está muy bien, claro,
pero
¿existe? ¿pasa?
Y si pasa ya no es rebeldía.
Lo rebelde sería
tener a esas 20 minas
(cuarenta en total)
y hacerse una paja frente a ellas,
tirar el papel higiénico
con esperma (güasca) en el piso,
escribir un poema en la teta de una
y no contar lo que pasó en ese cuarto.
Nunca.

Escribir

Es fácil.
Es una mentira (no tan grande como ser actor).
Está bueno.
Pero hay bocha de cosas que le ganan.
Contra un picadito, pierde;
contra una picada con cerveza, pierde;
contra tetas, pierde (obvio!)
(más obvio: pierde dos a cero!);
contra hacer zapping en jogging, pierde;
contra cerveza, pierde;
contra una buena discusión, pierde;
contra caminar sin dirección, pierde;
contra ser un Rolling Stone, pierde;
contra seguir durmiendo y levantarse con la pija parada, pierde;
contra meter los pies fríos entre los de ella, pierde;
contra ver cualquier partido de fútbol, pierde;
contra sacarse el moco que estuvimos buscando, pierde;
contra romper una ventana a propósito, pierde;
contra no fanfarronear en el bar, pierde;
contra ese mítico gamulán, pierde;
contra no haber sufrido esa operación de pito, pierde;
contra las mejores risas, pierde;
contra las noches esperando que se separe de su marido…, gana;
contra la historia de mi vida, empata.

Linternas

Las noches se alargaban con linternas.
El libro y los juegos, aplaudían.
Nada revolucionario,
ninguna confesión crucial
o momento importante.
Hablar no servía.
La luz se atenuaba con almohadas,
para que ellos no vieran
que veíamos.
Nunca importó el mañana
si el hoy no muere por las linternas.
Hoy, a los 40 (todavía no viejo de mierda),
no encuentro las pilas,
ni las linternas,
pero ya operé mi miopía
y sigo jugando con el día
hasta que se rinda.
Hasta que ambos acabemos.

Libros

“Comprá algo importante,
algo que sirva.
Comprá libros!”
Yo compraba libros y discos (visibles),
y putas y alcohol (invisibles).
La relación era de 4 a 1.
Discos.
Con las putas, era de 1 a 4.
Alcohol.
Me he dormido dentro de una sin acabar.
Puta.
No sé si eso cuenta.
Siempre acababa las botellas
y devoraba los discos,
y los libros.
Nadie me devoraba y yo,
no podía con los días,
ni las noches.
Sí podía con los libros
y decenas de discos,
y escucharlos con ellas
y pedirles fiado,
o que me la sacudan,
y convidarles el vodka
o el canuto.
A los clichés
nos llueven las drogas,
pero no nos envician.
El vicio eran los libros.
Vicio importante.
Lo otro era la vida de libro
de la cual nunca podré leer el final.

Enfermedad

La enfermedad me exaspera.
Me saca.
O estás bien, o estás mal.
No enfermo, enfermo!
Me curo, me curan,
¿de qué?
Nadie tiene idea
dónde me hice la raya del culo
hoy!
Te filman, te revisan,
te matan con sus olores
y colores horribles.
Yo estoy bien,
el enfermo sos vos!
Este aliento a podrido
no es síntoma de nada,
es una góndola entera
del vodka de $ 10.
Alguien llora.
Está mal.

Trabajo

Quisiera escribir algo
sobre el trabajo.
Pero todavía no sé
qué es,
para qué mierda sirve,
si se coge o te coge,
si es mejor la lotería,
o robar,
o mendigar.
¿Es obligatorio?
Me bloquea.
La idea de trabajo.
Y trabajo.
Y a veces también.
No quiero ser un cable,
quiero ser enchufe.

La playa

La playa es vida.
De noche y de día.
Hay culos y calzones.
A montones.
Hay modelos y hay putas.
Hay madres más putas que las putas.
Todas van casi desnudas,
gracias a Dios!
Recostarse
en la arena caliente es vida.
Mirar hacia el mar
Y ver alguna teta voladora,
y culos y el horizonte.
Tomar un trago
y mirar el cielo.
Escuchar el ruido del mar
y de los miles de boludos
que no paran de hablar y reir,
y dormirse contento así.
La playa es vida,
no es trabajo.
Alguien llora.
Es chico, o todavía no entiende.

Descripciones

Desde siempre
ojeé las hojas del futuro
para encontrar diálogos,
para no encontrar descripciones.
¿A quién mierda le interesan?
Sólo entorpecen.
Yo quiero coger.
No me interesa
tu dolor de cabeza
y mucho menos
que me lo describas.
Sólo date vuelta
y cerrá la boca
para comenzar el diálogo.